La magia

La magia es como la fe, una suerte de energía. Se genera, se recicla, se pierde, florece.

La magia le da un swing a nuestras emociones, nos encandila a veces, nos deja dando vueltas como un trompo cucarro en otras.

Mientras escucho música y tecleo, siento esa magia. La tenía dormida. Escribir no solo es un manjar sino es mágico.

Al navegar despierta. Al ilusionarse también. Sin magia no tendrían sentido las cosas, la vida.

Rodéate de magia. Búscala con una farola. Si no la vez vuelve a buscarla. Es un motivo.

Atardece..

Es una palabra que tengo incrustada hace tanto tiempo. Atardece fue el comienzo del viaje, y me dediqué a otras cosas 30 años para volver al inicio.

Hoy escribo de noche y de día. Sueño cambiado. Hago mi trabajo y duermo. Navego y duermo. Camino y duermo.

Atardece. Una palabra que se repite.

Atardece en Algarrobo fue el primer intento. Hoy me posee uno nuevo: Mujer Faro. Mismo contexto, mismo escenario. Es una tormenta de palabras que se apretujan en la cabeza. Una historia que fluye. Me ilusiona y me deprime. Pero luego me eleva, y caigo. Formato distinto: diálogos que cuentan la historia.

Atardece en Algarrobo se transforma en Amanece en Algarrobo. Un protagonista de 72 años y una chica de 60.

1990. Autoeditado. Se vendía en una feria artesanal.

Me apasiona no saber si quedarán juntos o no logran. Parecía novela: quedará como un cuento largo. Lo mejor: diálogos robados del imaginario de Paquita, una secretaria de Leonardo.

Reescribir

Estoy delirando. Escribo y reescribo. Vomito palabras.

Ahora viene Amanece en Algarrobo

Se me cruzó una historia, empezó en un cuentito de 5 a 6 planas, pero ya voy en 20, a un espacio, lo que son 40’realmente, y creo q llegaré a 200 de 1 espacio, cuatrocientos a doble.

Se me arranca la historia, camina sola. Es una nívola, con personajes que hablan y hablan sin que los guíe.

Hago referencia a Atardece en Algarrobo, una historia en prosa poética que se me ocurrió a los 17.

Y hoy, a los 51, se me cruza en una segunda parte. Reescribo sin querer queriendo esa quimera de amor en este balneario.

El caballo de Napoleón

Mi nieto tiene 4, debe estar por cumplir 5. El tiene un pensamiento mágico, no lineal, para ver las cosas desde su chiquito mundo.

Este señor tuvo más de 130 caballos con distintos nombres y colores

Ayer le pregunté:

—¿De qué color es el caballo blanco de Napoleón?

—Naranjo.

Lo dijo rapidito, sin tanto análisis.

Trate de explicarle el juego de palabras:

—¿De qué color es el b l a n c o de Napoleón?

—Es Na…ran…jo.

Marejadas

Las olas a veces me remecen. No sé si me ponen melancólico pero me sacan todo el pus de adentro.

Mucha reflexión al caminar diez mil pasos. Debe ser el invierno, algo de depresión endógena o parecido debo tener que me aíslo. Y me hablo. Y a veces me rio solo.

Hoy fue reírme solo tras corregir una novela y crear un cuento con papá de protagonista.

Atardece.. y años después Amanece en Algarrobo

Hace varios atrás. 21. Hubo un temporal de viento norte de ésos de varios días, con lo cual imaginé una historia. Al momento de escribirla fui abriendo puertas a un personaje ficticio, inventado, Lorena, la navegante. Fue una creación sumatoria de la época, casi aspiracional de ese ideal.

Ellos navegan en un Pirata.

Con ella caminé por muchos lugares de Algarrobo. Todo imaginario en prosa poética. Así como redacción de coplas. Pero sin happy ending.

Todas las historias anteriores tuvieron otros finales. Y zas, la historia se entrecruza, varios años después, como esa película Antes de Amanecer, con su hermana Antes del Atardecer, protagonizadas por Ethan y Julie. En esos diálogos incisivos. Intensos.

Y comienza en la mente la segunda parte de Amanece en Algarrobo, de modo natural. Las mismas preguntas, la misma inquietud, la misma música de fondo.

Que va. Caminar por el mismo “set” de roqueríos, borde costero, mirar los veleros viendo a Lorena arrasándolo todo en su magia. Lorena y sus atributos mágicos dando vueltas de nuevo en esta bahía. No se si la dejo esta vez. Quiero hablar con ella esas palabras pendientes, preguntas, averiguar su mente loca, traviesa, creativa.

Lorena ha vuelto más madura, moviendo el tablero de una novelita editada en los 90s que leyeron mil personas.

Ya no tengo miedo de decirle todos los secretos. Lorena, volveremos a hacerte protagonista. Veamos como va esta parte del viaje. Escoge tu mejor ropa, tu perfume de siempre. Y sonríe y llora de un día a otro, veleta cambiante.

Si no fueras extrema, intensa, no serías personaje de mis novelas. Mujer con besos sabor a Trencito, dime, ¿qué tienes para contarme?

FUEGO A LA TOPAZE

Cuento una historia inventada (robada en parte desde la página 109 del libro Historias Desconocidas de Chile). Comienzo:


Declaración de un tal Délano:

“Vinieron unos detectives, me requisaron todos los ejemplares de mi revista Topaze. Yo los ví, su señoría, unas jerarquías, no unos encapuchados cualquiera. Por eso concurrí a tribunales, y en una etapa me dieron la razón porque la imagen adjunta del León domadito no tenía que poner neurasténico al Presidente, por muy pije que fuese. Sólo sintetizamos en la publicación la patita encima que le puso Ibañez al susodicho.
“El señor Alessandri, en su burguesía impoluta, culpó al Ibañez que por su culpa, por el arresto anterior de su mujer, de noche, le había condicionado su muerte. El otro, ni tonto ni perezoso, le respondió simple y directo: la muerte de su mujer quizás fue por sus andanzas con queridas. Por eso hicimos ese dibujito, porque esos dichos no tuvieron réplica, Usía.
“Y más adelante, me devolvieron los ejemplares, y justo se los robaron de noche y los quemaron. Los mismos funcionarios. Y salió el mismísimo Presidente Alessandri a inculparse que todo fue su orden, a través del Intendente, porque nosotros desestabilizábamos la patria, en castellano simple: le revolvíamos el gallinero. Y luego el tribunal los exculpó a todos pidiéndole al Congreso que resolviese un acto administrativo con una acusación constitucional, que no hubo delito alguno…pero el León, que se chupó, se preocupó que no prosperara por tener mayoría en ese mismo parlamento. Quizás, dirán más adelante los historiadores: de las primeras “cocinas”.
“¡Que quiere que le diga, Su Señoría!, le pusieron fuego a la revista Topaze, así, ¿qué me dirá usted que ocurrirá más adelante en este Chile tan querido? Quizás en 80 años más las nuevas generaciones se vean enfrascados en nuevos cambios culturales, sociales, o de una nueva Carta Magna o en una presidencial a varias bandas.
“Ellos, en ese futuro, estarán en una pelea de niños, yo eso lo tengo clarito, no me vengan con cuentos….porque en nuestro tiempo los choros eran choros, donde combos iban y combos….venían”.

He aquí nuestro crimen.

ES HORA DE SER HEROE

Hablemos de fútbol, opinemos a destajo, porque hablar de fútbol permite subjetividad pura, inventar cualquier tesis es válida. Y el tema no puede ser otro que este chico con raíces de Penco, con parientes dueños de Fanaloza y que tiene una peculiaridad: no habla chileno, el idioma con más chuchadas en el mundo mundial.

Ben está en wikipedia. ¡Qué jue! Lleva 133 partidos en la liga inglesa con 17 goles en el Notting Forest y el Blackburn Rovers (lo escribo así como los comentaristas deportivos con estadísticas que quién sabe a quién puede serle útil).

Pero esos dos párrafos son sólo introductorios, no medulares. Es en éste al que vamos al hueso sobre este chico que corre desbocado por la cancha, un poco desarmado por su metro ochenta, pero patéandole las canillas a Messi o gambeteando a un defensa boliviano para mandarse su primera pepa como titular a los diez minutos. Apareció al fin un lauchero, un tipo que agacha la cabeza y corre directo al arco y lanza su puntete sin finura.

¿Se imaginan que se mande un par de goles por partidos de lo que queda? Sería una nueva era, los millonarios cracks vigentes del pase cortito serían desplazados por un chico de segunda que lo único que soñaba era meter cañonazos por el país que lleva en su sangre del que aún no sabe un comino pero que le hace sonreír en los casi goles, en las jugadas que casi salen con sus colegas delanteros, en que podemos pensar que no nos quedaremos en un casi casi sino que volveremos a ser campeones y ya no será cueva sino una pata bendita del quien menos las tenía, del que cobraba más barato pero corría más fuerte para compensar su poca fama y su nula fineza futbolera.

Benjamin Antony Brereton pinta pa’gueno, para ponernos de pie, para ilusionarnos con algo tras este par de años de mierda que hemos terminados adoloridos y enemistados.

La pasión del fútbol era la luz que faltaba en nuestra pieza oscura.

Es hora de ser héroe, diría Ben 10, el original.

FOTOGRAFIA

Por @rodrigosolo
Las fotos son un mundo… dice un cuentista argentino de quien escucho audiolibros en la ducha. (Sí, díganme “gil” y transformar tan sagrado momento en un audio que se distorsiona con las gotas salpicando el suelo.)
Basta tener un sofá, apagar la radio, la tele, poner en silencio el móvil y recorrer cada recuerdo. Porque la foto es importante por eso, por capturar el recuerdo, el momento, de quién teníamos al lado o en qué parte de nuestra historia estábamos.

..ojo con las piernas…

El otro día mi mami, que tiene más de ochenta, me pasó una foto (adjunto para dar fidelidad a este relato). De ese momento no me acuerdo, pero sí de otros, con mis hermanos, un paseo de curso, un atardecer, mis hijos en mis brazos, surfeando, mis perros, mis amores.
La vida son las fotos, ésas que quedan después. Nuestra historia queda en algún álbum. Lo motivante de todo es que alguien nos descubrirá escondidos por ahí, alguien tendrá la curiosidad de saber quiénes están en la foto, quiénes vinieron antes de mí.
Las fotos sirven para que nos redescubran cuando ya no estemos.
Hoy me sacaré una fotografía. Mantengo las mismas piernas.