No Pasa Nada

Se reunieron, ¿a qué no sabían? Se reunieron una tracalada de horas para hablar cosas importantes. Y de nosotros pues, ¿sino de qué?

Porque somos el ombligo del mundo, el país más aventajado del continente (pero el que es menos querido por nosotros mismos). Esa fatalidad pura. Nos quieren más los afuera, que hasta son capaces de cruzar el desierto de noche, para así tener la mínima posibilidad de convivir en la nación tan rica de los chilenos. Sueñan con nuestro terruño.

Pero nosotros pensamos distinto, nos vamos a un precipicio. Y si sale Jadué o Lavín no quedará más que llenar unos morrales e irnos. Al primero se le vendrán los complejos de las transformaciones en 1000 días; mientras que al segundo, le surgirán los fantasmas de sus noches de antorchas por la patria libre.

Aunque la soberana verdad es otra: no pasa nada. Le recomiendo leer mientras tanto. Yo he tomado desvíos con Fontanarrosa, Ampuero, y tantos otros. Es que pareciese que estamos al borde de un acantilado. Sólo podrá defendernos JC Rodríguez, o algún o alguna constituyente o gobernador electo con superpoderes.

Pero estos mastodontes se reunieron -retomo el hilo principal-, cada uno llevó su botella de agua mineral (para así eliminar cualquier riesgo de gotitas de cianuro del oponente), se miraron a lo choro, se olfatearon, y seguramente el tema de tabla…fuimos nosotros, los chilenos, los apocalípticos, los disconformes. Quizás analizaron la juventud de Boric, la exclusión que hicieron a Carlos Maldonado, lo difícil del camino de Narváez, y del liderazgo de Provoste sin ser aún candidata a nada para no dejar fuera del baile a su amiga del alma, la otra senadora rubia que yo al menos he considerado tan presidenciable que inclusive la incluí en una novela mía que se vende en el Maipú Autoservicio (tan rebuena que no se ha vendido ni una).

Cada uno llevó su mineral, por si las moscas.

Pero el notición verdadero, el que debió salir en el New York Times, fue que Putin y Biden hablaron de Chile en ese encuentro europeo. Seguro que sí.

Es que si no dialogaron sobre nuestra vida no sé qué hicieron, si somos los dandy, los agrandados continentales, así con pachorra, así como el divo Pepe Cortisona.

Pasa un día más. Tranquilo usted, no pasa nada.

De nosotros ni hablaron estos pibes,…pero ganas tuvieron.

BIBLIOTECA

Biblioteca humana, el nuevo invento. A los dinamarqueses —tan dinamarqueses para sus cosas— se les ocurrió hace 20 años. Y funciona, y las personas se conocen, y sus oficios y sus experiencias son un libro disponible en el índice de cada recinto.

Al cruzar la plaza verás siempre que los viejos hablan, aunque lo hacen mirando al frente, para oír y entretener la vista al mismo tiempo. Los que venimos después estamos muy ensimismados en la pantallita en nuestra mano.

Pero surgió esta noticia la semana pasada en un recuadro menor de un diario y me dije: «¡Porqué no se me ocurrió a mí antes!». Imagínense hablar veinte minutos con un hincha del Colo, conocer lo que lo motiva; o quizás un bipolar, o un rico, o un poeta, o un preso, o un árabe, etc.

Libros humanos, no está mala la idea de conocer a otros que uno normalmente no les habla, para precisamente dialogar, consultar secretos de ciertos oficios, de ciertas personalidades distintas a ti. 

¿Qué libro podrías ser tú en esta biblioteca humana?

Hay tanta historia viva. Empezar a escucharnos.

Ojalá la idea prenda más que TicToc.

THE BOY

José Álvaro Osorio Balvin llegó, en este documental de Prime Video, a un país con protestas, convulsionado, donde se le critica por no decir nada, o decir poco. Pero el chico es músico, un músico que cree en Dios, que tararea, hace videos con millones de viewers, que toma pastillas para dormir. Uno de sus hits dice: “Pensé que te había olvidado, pero pusieron esa canción”. Podría haber sido letra de bolero.

A veces se pierde, se desenfoca. Le dice el doctor de su cerebro que no tiene de qué preocuparse. Sólo está enfermo como hay enfermos del pulmón, de diabetes, de un diente con caries. Sufre por dentro, y debe sonreír como un payaso. Ataques de pánico, ansiedad, intentos de suicidios. Pena. “Siempre llega la luz en esos momentos”, concluye.

Pasa —como tú—, pegado al fono, subiendo fotos, buscando likes en Instagram, buscando validarse, en una disputa eterna entre su personaje Balvin y José. (Esa como bipersonalidad como la de Don Francis, Julio Iglesias y de tantos.)

El sueño del pibe: hacer duetos con Dua Lipa,  Daddy Yankee, JLO en el entretiempo del SuperBowl, volver a Medellín al primer concierto en un estadio para sí sólo, con invitados como Bud Bunny y Nicky. José es parte de la nueva camada, la expandida por youtube, la que en ese idioma parsero movió el tablero de las hotlists.

No debe ser fácil ser reggetonero en una latinoamérica explosiva. La música de ellos es fiesta, candombe, pero cuando no hemos estado en un recomenzar de cero, en una licuadora de lucha, de inconformidad que añora ser europeo pero corriendo por cada vena sangre roja latina.

Si usted soñó con algo, algo distinto al oficio que realiza hoy, por ejemplo con ser cantante, dése una horita y media de su tiempo para comprender las canciones de moda (que no son satánicas ni inmorales en su totalidad sino que conectan con una generación que habla como la suya, pero al final lo mismo: de lo que sentimos). 

Vea The Boy From Medellín, el reggetón no le hará daño. Es música y, hasta donde sabemos, la música no hace mal pa´ la salud.

Teoría de Huevoduro

Mis padres —que se dijeron goodbye hace tres décadas— andan en una tesis común: nos vamos a morir. (Me llaman diariamente para reiterarme aquello.)

Hay una suerte de incertidumbre en el aire.

Un acabose de mundo, un cisma, un antes y un después. Algunos dicen que nos vamos al carajo, también, como esa novela de Vargas Llosa en que en su página 1 pregunta: ¿cuándo el Perú se fue al carajo?.

¿Nos fuimos al carajo, realmente?

Probablemente hay un cambio latente, sabemos que las cosas variarán un poco. No seremos nunca Estados Unidos, ni tampoco Francia, ni un país centroamericano. Seremos algo gris, una cosa intermedia. Un cumsí cumsá. Buena gente, así como Huevoduro. ¿Morirá la propiedad privada, ya no llegarán autos bacanes ni tablets new generation?

Estamos en un país raro, a veces freak, que va de un péndulo cada ciertos años de un lado a otro, donde sin querer a veces luchamos porque nos den libertades y otras pedimos al Estado que nos guíe, pautee y proteja.

Somos así, no hay país con más chilenos que Chile, y no sé si eso es buena o mala suerte. Es, no más.

El quid del asunto es: ¿qué hacemos?, ¿subiremos —ahora sí— al primer mundo o nos fuimos a los potreros?

La respuesta es super simple —por si le damos vueltas— y la llamaremos LA TEORIA DE HUEVODURO: todo seguirá su curso normal, a la chilena, por cierto. Anticapitalista, pero con un Iphone en la mano; liberal, pero esperando los subsidios estatales; revolucionaria, pero sin leer a Marx; y momios, pero sin saber si Smith era una banda de rock o un pensador libremercadista.

Considerando la tesis de mis viejos de la fatalidad pura, de ese paso cierto en momento incierto, yo creo que no estamos tan mal ni super well. Vivimos en HuevitoStyle. Estamos, a la chilena, odiándonos a veces y otras amándonos. Sacándonos la madre cuando estamos con bronca y hasta agradeciendo a Dios cuando las cosas funcionan (aunque seamos, aparentemente, agnósticos). Hoy, al menos, no moriremos.

Así que usted, como le digo a mis papis, tranquilito, calma y tiza, todo a su debido tiempo, siempre sale el sol.

Y el sol chileno es único…por si las moscas.

Cosas que no importan

Encontré una clave, perdida en un sarcófago. Todo nació porque buscaba cosas en kindle y me encontré conmigo mismo. Uff, me dije, hay que empezar a limpiar esto y actualizarlo porque quien sabe, algún día lo lea alguien.

Y aquí estamos, recomenzando, así como partiendo de cero una novela y decidir volver a escribirla. No me vaya a perder en el camino.

Nunca es malo partir de nuevo en el km 1.

Una serie nueva

Imaginen una historia de un tipo malhumorado, cascarrabias, choreado con la vida porque su mujer murió de cáncer, pero que ciertas señales le producen un reencanto con la vida.Buena historia.

Los personajes se van presentando de a poco, se engancha con la enfermera de su papá con parkinson, tiene de nana a una trabajadora sexual, una perra, mira los videos de su mujer en viva que le guía cómo enfrentar la pérdida.

Trabaja en un diario, que no lee nadie. Pero comprendo su lenguaje, sus códigos.

Cómo estás?

Esperaba ver está última peli de Darín, el señor de las pausas, de las historias simples pero complejas.

Y nos vemos a las 6 o a tus seis.

Yo un día le quiero dar la mano: decirle he llorado y reído con tantas películas tuyas, pelotudo.


Porque quizás me gustaría haber sido Ricardo, reírme como él.

-Vos pensás que hay algo más en tu vida.

-Pará, me estás coqueteando. Bueno, coquetéame.

Tan simple y tan complejo. Me dejaste llorando de nuevo por la chucha!

Hay amor divino, El Amor Menos Pensado.

Unos siguen a Messi; yo a don Darín.

Pop

El pop me invade. Me hace inútil. No cambiaré el mundo ni mis ingresos. Pero bueno, es un vicio contra viento y marea.

Estupidez. Bueno soy así; pero lo lograré, gracias por no confiar. Fortalece.

Faltan pocos días.